Sábado de la II semana del Tiempo de Adviento
Evangelio del dia y comentario - A podcast by Commento al Vangelo del giorno

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RECONCILIACIONReconciliacionSon muchos los profetas enviados a nuestra vida. Y los tratamos como queremos. Elias es el precursor, el que prepara el camino a Jesús, encarnado en Juan el Bautista. El núcleo de su predicación es la conversión y la penitencia. Sí, Elias llama cada día a nuestra vida llevando el rostro de las personas que encontramos, las más cercanas, en familia y al trabajo por ejemplo. La historia que vivimos, con sus acontecimientos y sus personas, encarna cada día por nosotros las palabras del Bautista. Nuestra vida es una llamada a conversión. Cada echo es una palabra que nos invita a abrir las puertas a Cristo. A no temer y a dejarnos amar por Él.Tambien los acontecimientos, cómo Pilatos, nos invitan a elegir entre Jesús y Barrabás. Y eligimos a Barrabás, la justicia humana, la reivindicación de los derechos, nuestras razones. Así cada día el Señor nos interpela por los hechos que se suceden en nuestra vida. Una voz se levanta entre los pliegues de los hechos y nos sacude como una hoja que penetra hasta las articulaciones más profundas. "¿De qué parte estás? ¿A quién perteneces?" Es una pregunta ineludible. La única fuga es estrangular la palabra. Y hacer de la palabra y de sus mensajeros lo que queremos. Matar, palabra y mensajero.La Escritura a menudo vuelve sobre este tema decisivo. Los profetas, los ángeles, los Apóstoles y Jesús siempre insisten: "¡Convértios!" Renunciar a nosotros mismos para acoger el Señor. Ésta es la conversión. Fijarse en El que nos llama, en los rostros de quien tenemos cerca, en los acontecimientos que nos implican. Dios se hace carne en Belén, un pueblecito de nuestra vida, él hoy que somos llamados a vivir. Delante de nosotros solo hay dos caminos. O con Él o en contra de Él. "Lejos de nosotros abandonar nuestro Dios que ha obrado por nosotros muchas maravillas" dijo el pueblo a Sichem. Lejos de nosotros hoy quedarnos en nosotros mismos. Levantamos la mirada y entregamonos a Dios, son preparadas para nosotros maravillas indescriptibles. Preparémosnos hoy, con la oracion y la penitencia, a acoger a Jesús. No tardará."¿Acaso hay sueños irrealizables cuándo a suscitarlos y a cultivarlos en el corazón es el Espíritu de Dios? ... No tenéis que tener miedo de soñar a ojos abiertos grandes proyectos, y no tenéis que dejarvos desanimar de las dificultades. Cristo tiene confianza en vosotros y desea que podáis realizar cada vuestro más noble y alto sueño de auténtica felicidad. Nada es imposible por quien se fía de Dios y se encomienda a el. ¡Fíjados en la joven Maria! ... " (Benedicto XVI, Loreto 2007)